LECHE VEGETAL: ¿POR DÓNDE COMIENZO?

¡La leche vegetal ha llegado para quedarse!

Hay diversas razones por las que es la nueva favorita para muchos: Evitar el consumo de productos de origen animal, sufrir de intolerancia a la lactosa, limitar carbohidratos, preferir sus beneficios nutricionales, etc.

Sea cual sea el motivo por el que la prefieras, lo cierto es que es mucho mejor prepararla en casa y consumirla fresca para evitar el uso de preservantes y de paso, ahorrar mucho dinero.

Lo mejor de todo es que puedes probar montones de recetas. ¡Internet está lleno de ellas!

Anímate a experimentar: Almendras, soya, cashews, avena, quinua, arroz, avellanas…las posibilidades son infinitas.

Todo lo que necesitas para prepararla es lo siguiente:

• Una buena licuadora
• Una estopilla o cheesecloth
• Un contenedor para guardarla en la refrigeradora

Tenemos varias opciones de estopilla para que escojas la que se adecúe más a tu presupuesto y preferencia:

El truco: Dejar remojar los las nueces, semillas o granos para prepararla.

Remojarlas remueve el ácido fítico (para mejor digestión), remueve los taninos, neutraliza los inhibidores de enzimas, rompe el gluten, prepara las proteínas para que se absorban más rápido, etc.

Además, es mucho más fácil licuarlas de esta forma.

Lo único que debes hacer es dejarlas en un bowl con agua por 4 – 12 horas.

Al terminar este tiempo, se lavan con solamente agua.

Un ratio super probado y recomendado para conseguir una buena leche de nueces es el siguiente: 1 taza de nueces por cada 4 tazas de agua.

Simplemente se mezcla todo en la licuadora a máxima potencia hasta resultar una mezcla homogénea.

Ahora, lo importante:

Colarla.

La consistencia perfecta se consigue con una buena estopilla. Es necesaria una malla muy fina para darle una mejor textura a la leche.

Te aseguramos que no te arrepentirás de la inversión en un cheesecloth.

Las razones por las que nuestros clientes son fanáticos de ellas:

• Son ultra finas, por lo que conseguirás la mejor textura posible.
• Son sumamente versátiles. Las usan para preparar quesos, tofu, yogurt, caldos, ghee, etc. Incluso para infundir hierbas en estofados o colar jugos concentrados.
• Son reusables. Puedes usarlas muchas veces gracias a que son fáciles de lavar.
• Tip: ¡También se puede usar como filtro de café cuando se agotan los filtros de V60 o Chemex!

Guardar la leche es muy sencillo.

Simplemente colócala en un recipiente hermético en el refrigerador y consúmela en máximo 5 días después de prepararla.

¡Con lo rica que es no llega tan lejos! ?

Y si amaaaaas los cappuccinos tanto como nosotros, sí o sí debes probar la leche de avena casera: Espuma como los dioses.

Queda sumamente cremosa y por eso es la favorita de los baristas veganos.

Particularmente, amamos como se ve la leche en esta jarra:

Tiene el estilo vintage perfecto para llevar a la mesa, su tapa es práctica para evitar derrames en la puerta de la refrigeradora, está hecha de vidrio grueso y cuenta con un estándar de calidad insuperable: Es de Anchor Hockings, fabricada en Estados Unidos ??

Y para terminar este blog, te dejamos el máximo truco:

Si preparas leche de almendras, con la pulpa sobrante puedes hacer harina de almendras.

¡Así es! Con solo 1 taza de almendras puedes preparar 1 litro de leche de almendras y también 2/3 de taza de harina de almendras.

Para personas diabéticas, que son alérgicas al gluten o que simplemente quieren bajar de peso evitando los carbohidratos de la harina y leche tradicional, este tip les ahorra muchísimo dinero.

Para preparla, simplemente se retira la pulpa de la estopilla y se esparce de manera uniforme en una bandeja para hornear. A la temperatura más baja del horno (100°C de ser posible), se deja secar por un par de horas, cuidando removerla en la bandeja en intervalos de 30 minutos hasta que la pulpa se vea seca -pero no tostada-. Por último, se deja enfriar toda la noche y si tienes un procesador, puedes procesarla para tener una consistencia sumamente fina, ideal para repostería -¿¡¡Quién dijo macarons!!? ?-.

Puedes guardar la harina hasta por 1 mes en un recipiente hermético.

¡Trucazo!

Cuéntanos qué te pareció esta información y si tienes cualquier duda, estaremos encantados de responderla.

¡Hasta el próximo blog!